domingo, 18 de octubre de 2009

MI AMIGO JOAQUÍN

Toda la prensa dominical suelen venir con sus cuadernos añadidos, contándonos mil y una cosas y no faltando nunca la entrevista o vida y milagros de algún famoso. ¿Quién puede ser mi más y mejor famoso? Pues eso, UN AMIGO, MI AMIGO JOAQUIN, al que algunas veces y no tantas como se merece, cito en estas páginas. Mi maestro sevillano, mi admirado Séneca cordobés. La persona que siempre ve el lado positivo de todo, hasta en las derrotas del Betis o las “espantás” de su Curro o ahora las de Morante y eso a veces me cabreaba. Pero afortunadamente él es así. En el tintero se quedan para otro día, mucho de lo que aprendí con él, pero mañana, que hace seis años que dejé de fumar, le quiero recordar su malsana afición al tabaco. La pena es que no me leerá, pero si lo hiciera sabría que le escribo con todo mi afecto.


¡VA POR TI, JOAQUÍN!


Algunos somos afortunados por tener auténticas amigas y amigos. No son muchos pero cuando tienes alguno de Ley, es imposible no acordarse de esa frase millonaria en repeticiones. Una Amiga, un Amigo, es un tesoro. Suenan un poco trasnochadas, pero no deja de ser ciertas.

¿Cuántas horas habré pasado con Joaquín, mientras me enseñaba todos los rincones de la bella Sevilla? Y ¡mira!: me decía, ahora te voy a llevar a qué conozcas la casa donde nació Luis Cernuda y allí nos íbamos y fotografiábamos la bella cerámica que daba fe. Cientos de horas, todas entrañables.

Muchas de las anécdotas que he contado o tengo por contar sobre Sevilla, sobre D. Juan Tenorio, sobre Joselito, Belmonte o la Duquesa de Alba, los gitanos o sobre el Gran Poder y el Betis de nuestros disgustos y amores, él me las contó y procuré siempre reflejarlas fielmente.

Joaquín tiene sus añitos, los cumple todos los años, como todos y claro, algún achaque de vez en cuando le da, aunque está fuerte como un roble. Se cuida bastante, aunque mucho menos de lo que él dice y además fuma de lo lindo. Le encanta hacerlo y todos los días por lo menos caen sus ocho cigarritos, ni uno más ni uno menos, al menos eso cuenta y no sé, no sé…si serán ocho.

Recuerdo una noche, nos vimos en nuestro bar tertulia de todos los días. Le dio un fuerte ataque de tos, se puso malísimo, nos asustamos y pensamos que le podía pasar algo. Poco a poco se fue calmando y empezó a recuperarse. Como fumador converso, intenté hacerle ver el daño que le hacía el tabaco y que esa crisis se la había producido los puñeteros cigarros (se acaba de fumar uno) Le insistía que debía dejar de fumar. Sí, sí, sí a todo asentía, a todo decía amén. Me extrañó, aunque quise pensar pensé que ¡por fin! se había “acojonao” y que le había llegado lo hora de que voluntariamente ¡Joaquín, dejaba de fumar! Me puso muy contento al tiempo que le hablaba de lo bien que se iba a encontrar, no volvería a toser etc. etc., nada nuevo que no fueran todas esas cosas que decimos los ex. Sí, sí, sí, amén, amén, amén, así toda la noche asintiendo. Yo no me fiaba del todo, pero en sus palabras parecía que había tanta rotundidad… Hasta que harto y aburrido de mis “cariñosas” reprimendas, me mira muy serio y me dice: «Tienes toda la razón y prueba de ello es que partir de mañana y para que veas que te hago caso, FUMARÉ UN CIGARRO MENOS AL DÍA.» ¡LA MADRE QUE TE PARIÓ!, fue lo único que se me ocurrió decirle. Le miré con cara de muy mala leche, fui a la máquina de tabaco, compré un paquete Ducados, se lo di y le dije: «Por mi, como si te fumas la Tabacalera entera».

Ten amigos para esto… En fin, sigue siendo el entrañable amigo de siempre, al que quiero mucho a pesar de que sigue fumando, aunque espero que por aquello que me prometió, fume siete en lugar de ocho. Lo malo si ahora fuma nueve cigarros al día o más. Hace mucho tiempo que no le veo, dos años interminablemente largos han pasado. Me gustaría darle un abrazo y es que Joaquín… es mucho Joaquín.





4 comentarios:

Anónimo dice...

Amigo Fernando,
Es un gran valor personal contar con buenos amigos. Conocidos los hay a cientos, pero amigos no.
Me gusta tu post y tu naturalidad en contarlo.

Pero.... hay un tema que quizá no debiera de contarte porque ibas a dejar de ir a mi blog.

Bueno, es peor hacer una tienta que una definición y te la voy a contar.
Quien suscribe FUMA. Pero no mucho. Sólo dos cajetillas de tabaco negro al día, y desde......
hace 50 años.

Bien. Voy a ver hasta dónde llega tu amistad.
Cordiales y tal, tal y tal.

Fernando dice...

Si te soy sincero, Javier, yo que también fumaba 40 cigarros al día de "Chester" y después de 250.000 intentonas para dejar de fumar, sin éxito alguno, llegó la definitiva y dije... ¡SE ACABÓ! y se acabó; pero de verdad, que me costó poquísimo, infinitamente menos de lo que yo había imaginado. Estoy calculando y creo que me fumé el último cigarro a los 46 años del primero. Así que en eso podemos darnos la mano y además tampoco es tanto lo que fumas, total cinco veces más que mi amigo Joaquín. NO hay motivo para el divorcio.

Sí es cierto, me molesta el humo, no me gusta nada el olor del tabaco de ahora, pero no soy inquisidor y pienso que los fumadores tienen también sus derechos, pero ¡coño! aguantar un partido entero de fútbol junto a fumadores de porros, eso si que es suplicio y alguno me ha tocado en el Sánchez Pízjuan.

Pero hablando ya de fumadores, recuerdo a mi amigo El Cani, el canijo, del pueblo donde vive Pasión. Solíamos comer juntos en el mismo restaurante en el polígono de Sevilla donde trabajábamos los dos. Era, es una buena persona, de fiar; y hasta aprendí como se fumaba la coca. ¡Joder! qué enganche tenía a fumarse la porquería esa. Con una botella pequeña de plástico, luego no sé que más y a darle a la coca. Cierto es que nunca lo hizo delante de mi, pero al, menos eso me contaba y seguro que lo hacía. Siempre andaba tieso de dinero y comiendo al apunte, pero como era "honrao", no tenía porblemas con nadie.

También recuerdo ahora a uno de los "gorrillas" (los aparca-coches de Sevilla) de mi barrio. Era de Burgos y tenía un enganche de impresión. Se pasaba el año entre la cárcel, la fresa de Huelva, la aceituna y su profesión de aparcador de coches. Estos personajes fueron los más perjudicados con la entrada de euro, pasaron de “la voluntad” de la moneda de las 100 pts. a la 50 cms de euro. Igualito que los bares.

Vivir en Sevilla es una maravillosa caja de sorpresas. Es gente extraordinaria y han hecho los sevillanos, una ciudad increíble.

Algún día también serás converso.Seguro

Un abrazo

Pasión dice...

Fernando, fabuloso tabaco. Fumo desde hace treinta años, menos los nueves meses de embarazos, lo dejaba radicalmente, a todos esos años hay que restarles 36 meses.

Aún no me he propuesto "seriamente dejar de fumar", siempre lo dejo para mañana, un día de estos... y eso que tengo la "suerte" de tener una hija farmaceútica que dejó de fumar, se ahogaba, y un hijo médico que fuma, en fín, "en casa del herrero cuchara de palo", no pueden conmigo.

Tener un amigo de verdad es como si tuvieras un tesoro, qué difícil es serlo también.

Menudos amigos sevillanos, qué pena, aquí hay drogas a punta pala, hasta en la comisaría más importante de Sevilla desaparecieron 100 kg. de cocaína, ya han cogido al tipejo y a la tipeja, muy raro todo y en Dos Hermanas, mi "pueblo dormitorio" para qué voy a decir más, lo sabe hasta er Tato.

Un abrazo.

Fernando dice...

Mª José, ¿Sabes que dos de mis mejores amigos sevillanos son farmacéuticos? Uno se jubiló y vendió la farmacia un año antes de dejar yo Sevilla, el otro es más joven, sigue con ella pero su hija le viene pidiendo paso, ya tiene que estar en tercero de Farmacia. Muchas veces me invitaban a su caseta en la Feria, pero como había que ir con chaqueta y corbeta y a eso me he negado siempre con rotundidad, nos veíamos fuera y nos tomábamos el vino en la calle, detrás de la valla.

Respecto a mis amigos, "El Cani" de Dos Hermanas, sí es cierto, al menos eso decía, que se drogaba con coca. Pero buena persona y noble "de aquí a Lima" como dicen los de la RENFE.

El gorrilla paisano mío, también era una buena persona, pero estaba perdiendo la autoestima y en su inconsciencia se estaba arruinando físicamente. Supongo que a estas altura estará ya destrozado. Pobre hombre.

Tengo otros amigos de los de título en las paredes de su casa A todos los conocí en el barrio, en Nervión, pero nunca renuncié ni renunciaré a tomarme un vino peleón del malo con alguno de los otros amigos que quisieron invitarme.

No seré yo quien diga nada respecto al tabaco (con la experiencia con Joaquín ya cubrí el cupo) Estoy encantado de haber dejado de fumar, me siento mucho mejor. Pero cada cual sabe lo que hace y el porqué de hacerlo.

Gracias, por seguir visitando este cuarderno.

Un abrazo.