sábado, 17 de octubre de 2009

SUSPIROS DE ESPAÑA

Afortunadamente se siguen agolpando los recuerdos. ¡Qué nunca falten!

Era muy niño, pero recuerdo con nostalgia muchas noches en mi casa, junto a mis padres y hermanos, escuchando música en un viejo gramófono, de los de manivela, aquellos de aguja en el cabezal sobre un disco de pizarra.

A mi madre le encantaba la zarzuela. Se me quedaron grabados para siempre nombres como Marcos Redondo, Los Gavilanes, Dª Francisquita entre otros y un disco en especial que le gustaba a mi padre “Suspiros de España”.

Aquello pasó, solo eran recuerdos de mis pocos años. Un día, al cabo de mucho tiempo, hubo un concurso de bandas de música y era la pieza obligada a interpretar: “Suspiros de España”. No pude por menos que mirar atrás y recordar a mis padres y a su viejo gramófono.

Este pasodoble, a quien un poeta le compuso una letra preciosa, totalmente ajena, como luego supe a la intención del maestro compositor. El escucharla representaba para mi la despedida triste y melancólica de alguien que perdió un amor y que emigró en busca de fortuna a lejanas tierras, suspirando en volver a una España con formas y vida de bella mujer, de bello amor que nunca más volvería a ver ni sentir.

Nunca debí acudir al certamen musical. Lo pasé mal, se me rompió un mito.

En el programa de mano del concurso hacían una pequeña reseña de la historia de los pasodobles que se iban a interpretar y cuando leí el origen, el motivo de este bellísimo pasodoble “Suspiros de España” no fue sencillo aceptarlo

Su autor, el maestro andaluz, cartagenero de adopción, Antonio Álvarez Alonso, todas las noches tocaba el piano en un café de Cartagena. Justo enfrente, estaba la Confitería España donde vendían unos dulces de avellana que él compraba y que se llamaban “Suspiros”. El bello pasodoble lo había compuesto y dedicado a los pastelitos, “SUSPIROS” de la confitería “ESPAÑA”.

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