miércoles, 28 de octubre de 2009

MANUEL MACHADO

No hace muchos años, demasiados para mi mala fortuna, descubrí la obra del poeta sevillano Manuel Machado. Creo que en estos últimos años, Manuel, ha vivido eclipsado por la figura de su hermano Antonio. Curiosamente el mismo fenómeno , pero a la inversa, que le había ocurrido anteriormente a Antonio respecto de Manuel. Muy pocos analistas de la obra de los dos hermanos se atreven a establecer un orden de importancia, aunque al final algunos , si se atreven a decantarse, lo hacen por Manuel.


A Antonio le elevó a la cumbre, su extraordinaria calidad como poeta y su compromiso con la República. Siempre fue muy reconocido pero es a partir de los años 70 cuando ya de un modo imparable es ensalzado por las nuevas generaciones que ya respiraban aires diferentes. Su reconocimiento popular es ya definitivo.


Manuel, que saludó con júbilo a la República, se desencantó de ella más tarde y sin haber sido un colaborador del franquismo, en el sentido estricto de la palabra, sí es cierto que se posicionó con ellos. Pero también es justo decir que esa distancia política, jamás supuso distanciamiento en lo humano entre los Machado.


Hoy, los dos merecen los máximos honores y no sería justo olvidarnos de uno por el otro, como algunos torpemente lo han intentado por sus diferentes compromisos políticos. Los dos son extraordinarios.


Hay un bellísimo poema autobiográfico de Manuel que me entusiasma. Seguro que casi todos lo conoceréis, pero no me resisto a no compartirlo de nuevo con todos los que lo quieran leer.


ADELFOS


Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
—soy de la raza mora, vieja amiga del Sol—,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el alma de nardo del árabe español.


Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...
De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.


En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...;
y la rosa simbólica de mi única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.


Besos ¡pero no darlos! Gloria.... ¡la que me deben!
¡Que todo como un aura se venga para mí!
¡Que las olas me traigan y las olas me lleven,
y que jamás me obliguen el camino a elegir!


¡Ambición! No la tengo. ¡Amor! No lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido.
Ni el vicio me seduce ni adoro la virtud.


De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.
No se ganan, se heredan, elegancia y blasón...
Pero el lema de casa, el mote del escudo,
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.


Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme,
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir! ...


Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!


1899





2 comentarios:

Elena dice...

Es lo que sucede cuando se mezcla arte con política.
Entiendo que un artista es una persona y como tal tiene su ideología y sus principios, pero subyugar la obra a la ideología no me parece lo más acertado, amén de que la propaganda(sobre todo izquierdosa)ha hecho un flaco favor a algunos autores como el citado Manuel Machado y Pemán, por ejemplo.

Un acierto recordarnos al poeta.
Un beso.

Fernando dice...

Hola, Elena.

Siempre ha ocurrido lo mismo. Los políticos (TODOS SIN EXCEPCIÓN) intentan descaradamente aprovecharse de los demás.

Los Hermanos Machado; Antonio, Manuel/Manuel, Antonio, merecen todos los honores y ninguna manipulación.

Un Beso.