sábado, 10 de octubre de 2009

JOSELITO Y BELMONTE

Pasión, Mª José, muy acertadamente comentaba hace unos días, sobre la dualidad que en Sevilla se da a casi todo.


Mi relato va hoy de funerales, toros y toreros y como otras muchas, me la contó mi querido amigo Joaquín que a su vez, se le escuchó al propio Maestro de Triana.


En los primeros años del siglo pasado, la pasión a los toros era desbordante sobre todo en Sevilla y Madrid y como no podía ser de otra forma, surgió el gran duelo entre los sevillanos Joselito “El Gallo” y Juan Belmonte “El Pasmo de Triana”. La rivalidad llegó a tal extremo que el primero animó a sus amigos a que construyeran una plaza en Sevilla para no tener que compartir cartel con el de Triana en la Maestraza. El nuevo coso, estaba en lo que hoy es Avda. Eduardo Dato, en Nervión, a la altura de los jardines de la Buhaira. Todavía se conserva como recuerdo una de sus entradas de acceso y la urbanización, como no podía ser de otra manera se llama La Monumental, que era el nombre de la plaza y que hubo de derribar al encontrarse fallos insalvables en su estructura.


En 1920 un toro acaba con la vida de Joselito en tierras toledanas. Sevilla se conmociona cuando se confirma la noticia. El más grande torero había muerto y la ciudad comienza a preparase para acompañarle en su último paseíllo camino del cementerio de San Fernando. La Macarena, por primera y única vez se viste de luto en señal de duelo por la muerte de su torero. Los sevillanos le lloran.

El día del entierro, todos están en la calle, quieren sus paisanos acompañar a su ídolo hasta su última morada; todos van en silencio detrás de esos tétricos coches de caballos que llevan los restos del Maestro. En primera fila están todos los que deben estar y entre ellos como no podía ser de otra manera, Juan Belmonte, su gran rival en los alberos.


Camino del camposanto, se acerca un sevillano a Belmonte y le dice: “Maestro, hay que ver la cantidad de gente que estamos acompañando a Joselito” “Sí, responde Belmonte, es de admirar como le quieren todos los sevillanos, su entierro está siendo impresionante” “Pues no se preocupe, D. Juan, le contesta, que el suyo lo haremos todavía mucho mejor, más espectacular, con mucho arte. Ya lo verá…”


En fin. Belmonte tuvo luego una trágica muerte cuando ya había cumplido los 70 años. Un mal de amores, un querer y no poder demostrar lo que amaba a una mujer joven, le hizo tomar una fatídica decisión.


Saludos

2 comentarios:

Pasión dice...

Anda qué bien tienes un reloj, y compruebo que has cambiado el nombre de "Fernando" por el de "Si las piedras hablaran", me gusta, si eso fuera posible de cuántas cosas nos enteraríamos.

No conocía la rivalidad de estos grandes toreros sevillanos. Vi una película biográfica en la tv. sobre Belmonte hace unos años, trágico final el de este hombre, paradojas de la vida, a uno lo mata un toro y al otro los "quereres". La anécdota sobre su "futuro entierro" genial, esto sólo pasa en Sevilla.

Con la trágica muerte del joven futbolista del Sevilla F.C. Antonio Puerta, ocurrió algo parecido, toda la ciudad y provincia lo lloró, hubo un hermanamiento, como debe ser, hasta Lopera fue al Campo dónde se veló toda la noche el cuerpo sin vida de esa buena persona.

Te escribo, estoy un poco liada. Saludos

Fernando dice...

Al poco tiempo de llegar a Sevilla conocí a un bilbaíno, que venía destinado por Dios, nuestro Señor, a salvar a los sevillanos de TODO, les iba a enseñar hasta como se manejaba una llave inglesa. Vamos, qué venía de listo. listo La inevitable enganchada era cuestión de días, se produjo y el repaso que le dimos un amigo sevillano y yo fue de los importantes. Pero mira por donde, reaccionó, entendió y empezó a entender muchas cosas. Al poco tiempo formaba parte de nuestro grupo de amigos y tuvimos todos una convivencia agradable. Se enganchó a Sevilla y no le dolían prendas en reconocer que en Sevilla, se vivía muy a gusto.

Él, para su mala suerte tampoco en estos momentos vive en Sevilla, añora muchísimo volver, pero su empresa de momento, le destinó a otras zonas lejanas.

Cuando murió Antonio Puertas, muchas personas de fuera de Andalucía no entendían muchas cosas de las que veían del ejemplar comportamiento del pueblo sevillano. Les desbordaban las imágenes, esa demostración de dolor, esas caras con lágrimas. No hubieran sido habituales o al menos tan multitudinarias, por estos otros lugares. Esos días me llamo mi amigo, mi buen amigo bilbaíno y precisamente comentamos esos hechos de qué a nuestro alrededor había personas que no compartían esos sentimiento colectivos tan importantes. Los dos coincidimos; nosotros sí los entendíamos, sí los compartíamos, sí sabíamos lo que los sevillanos expresaban. Los dos hubiéramos participado de estar aquellos días viviendo en Sevilla y es que Sevilla es mucho Sevilla para lo bueno o para lo contrario.

Luego escribiré algo sobre piedras a fin de hacer justo homenaje al cambio del blog. Me alegro que te guste el reloj. Hay que modificar algunas cosas pero está quedando bien. Lo está haciendo mi amiga Isabel que es quien hace TODO, yo soy un manazas para estos menesteres.

Un cordial saludo