martes, 17 de noviembre de 2009

Los obispos españoles y el aborto



El jesuita y obispo Sr. Martínez Camino, está en su derecho a dirigirse a los católicos para recordarles, una vez más, la doctrina de la Iglesia en cualquier materia, incluida su posición ante el aborto.


No seré quien diga lo contrario, aunque a mi, como no creyente, no me afectan para nada sus manifestaciones. Yo tengo mis creencias, mi moral, mi ética y no tienen porque coincidir con las de la Iglesia Católica y rara vez así ocurre.


Dicho esto, y dejando muy claro que respeto, aunque no comparta, a quienes estén en contra del aborto; los católicos, políticos o no, deben obrar, juzgar y actuar en conciencia ante los consejos de "su" Iglesia y pastores. Creo que no se puede ser creyente sólo para determinadas cuestiones. Se es o no se es y punto. No creo que exista término medio y el colmo de la hipocresía y estupidez lo puso hace años el rey de Bélgica en aquella esperpéntica abdicación de un día.


Lo único que recomendaría y recordaría a la Iglesia, es que su doctrina, a la que nuevamente digo que respeto siempre y cuando no atente contra mis libertades y principios, tampoco está legitimada para intentar "obligatoriamente" imponer determinadas conductas a una sociedad que afortunadamente es plural y no sometida a dictámenes religiosos algunos, salvo para los libremente así lo decidan.


Ahora bien, lo mismo que ninguno de los que nos manifestamos estar a favor del aborto creemos que sea algo antinatural una vez se haya producido un indeseado error humano y por tanto jamás diremos aquello de: "Debes abortar" (la decisión, en mi opinión, siempre debería quedar en la libre voluntad de cada persona) nunca podremos aceptar que la Iglesia intente presionar a toda la sociedad para que se ilegalice al aborto. No es de recibo esa intromisión lamentable. No hay Iglesia en el mundo que tenga derecho a inmiscuirse en la libertad de los demás y la Iglesia Católica lo hace cada día, sobre todo en este tema. La iglesia debe limitarse, todo lo más, a estar en contra de que sus fieles creyentes lo practiquen, pero jamás debe intentar imponer obligatoriamente que toda la sociedad tenga que hacer lo que ella predica, incluyendo a los que no vivimos ni comulgamos con sus postulados y doctrina. No tiene ninguna legitimidad para hacerlo.


Sería curioso saber quienes eran las mujeres que iban a abortar a Londres en los finales de los años 60 y 70. Las pobres, las obreras, ya se sabe donde abortaban. ¿Dónde estarán hoy muchas de aquellas hijas de fanáticos religiosos, apostólicos y romanos, hombres insignes del régimen político de aquellos años, que volaban a la capital británica para ir de “compras”?


Para terminar, dos joyas. Una la del PNV, `partido puritano y confesional hasta hace cuatro días, Ahora como hay dinero por medio del gobierno, se hacen hasta abortistas. Esto si que no lo soporto. Dan asco y repugnan los que se venden por dinero y luego van sacando pecho y diciendo a todos los vientos: “Que ellos…”etc. etc. En muchos temas, son mucho más indignos que las prostitutas.


La segunda, es que no se entiende a los ahora se rasgan las vestiduras y tuvieron hace cuatro días y durante ocho años el gobierno de la nación en mayoría. Pudieron hacer cualquier cambio, incluso la abolición de las despenalizaciones para poder abortar. No hicieron nada y ahora esas mismas personas salen a la palestra predicando el no al aborto. No lo entiendo.


Al mismísimo J.M. Aznar, me gustaría tenerle de frente y preguntarle ¿Por qué durante los ocho años de su mandato no cambió usted la le ley que autorizaba abortar en varios supuestos? ¿Por qué, Sr. Aznar? ¿Por qué entonces NO y ahora SÍ?


Final. Estoy de acuerdo con los que dicen que ahora daba igual ampliar la ley o no. No era prioritario. En la práctica, el aborto es libre y total aun sin la ley pendiente de aprobación. Los que aseguran que es por intereses políticos posiblemente aciertan, pero eso no hace desdecir ni una sola coma de lo dicho anteriormente. Tengo reservas de la nueva ley en el apartado que dice que las muchachas de 16 años puedan abortar sin conocimiento de sus padres. Ellos, creo que deben estar al lado de sus hijas en esos momentos tan delicados y deben arroparlas, pero prevaleciendo siempre la decisión final de las jóvenes.


Estoy a favor de la vida, pero no en contra del aborto.


Solamente he pretendido reflejar mi opinión.







2 comentarios:

Anónimo dice...

No me gusta el aborto; pero respeto a las mujeres que toman esa decisión y creo necesaria la ley que lo despenalice y lo regule.

Del apartado que dice que las jóvenes de 16 años puedan abortar sin conocimiento de sus padres, pienso que no se pretende que ninguna joven menosprecie la ayuda de los padres.
Creo que la ley ha de tener en cuenta algunas realidades de falta de comunicación y de relación nefasta, donde la libertad de la joven no debe estar violentada para tomar una u otra decisión.

Un saludo cordial.
Isabel

Fernando dice...

Gracias por tu visita, Isabel.

Me parece estupendo que expongas tu criterio y punto de vista. Creo que nos hace más honestos y sinceros el aceptar las opiniones de todos los demás, coincidan o no con las nuestras y nunca hay que tenerlas miedo, todo lo contario.

Bienvenidos sean, en este cuaderno, cualquier comentario que cada uno de nosotros queramos exponer con total libertad.

Cordiales saludos.