Los que de esto saben y han estudiado la vida y obra de Alberti, nos cuentan que, durante el viaje por Castilla, el maestro visitó el Monasterio de Santo Domingo de Silos y allí recitó a los monjes benedictinos, los tres sonetos de su “Triduo de Alba”. El Abad quedó tan impresionado que, haciendo uso de una antigua potestad, concedió ciento cincuenta días de indulgencia a todo aquel que los leyera o recitara con devoción.
No es ningún secreto, no lo ha sido nunca, la devoción mariana que Alberti sentía y así lo dejó reflejado en entrañables poemas dedicados a
Cuando se visita el impresionante claustro románico de
Pero Alberti, es genial hasta cuando no lo es. Todavía tiemblan las paredes del edificio, cuando en 1978, en plena Semana Santa Sevillana y durante la celebración del I Congreso Regional del PCE, el maestro sube al estrado y ante la sorpresa y estupor general, dice…
«
sobre cuarenta costales,
sueña en la hoz y el martillo
para aliviar tantos males.
Déjame esta Madrugada
lavar tu llanto en mi pena,
Virgen de la Macarena,
llamándote camarada.»
Y siguió recitando breves poemas al Cachorro y a
Su intervención no pasó desaperciba para nadie, incluidos sus propios camaradas que asistían al acto. El ABC, el día después, seguía con su indignación, aunque otros medios, incluidos los de
Voy a terminar y permitirme que os copie integro el poema que dedicó a
Déjame esta madrugada
lavar tu llanto en mi pena,
Virgen de la Macarena,
llamándote camarada.
Flor del vergel sevillano,
sangre de tu santa tierra,
de la paz, no de la guerra,
jamás de Queipo de Llano.
Que tú no eres generala,
abogada del terror,
sino madre del amor,
lumbre que todo lo iguala.
Camarada, compañera,
de obreros y campesinos,
nunca de los asesinos
del pueblo que te venera.
Tú la representación
pura de la luz serena,
Virgen de la Macarena,
no de la provocación.
Muchacha de Andalucía,
la más clamorosa alhaja
de la sola cofradía,
de la gente que trabaja.
Y es que en Sevilla en particular y en Andalucía en general, determinados comportamientos es muy difícil que estén reñidos, salvo que intencionadamente se quiera estarlo. La singular, al tiempo que sincera espiritualidad andaluza que se vive en muchos actos de Semana Santa y en otros acontecimientos religiosos, jamás estuvieron enfrentados ni identificados con ideologías políticas. Supieron y siguen sabiendo caminar en respeto. No obstante, si alguien opina lo contrario, también tendrá razón. Este mundo es muy grande para encarcelar al libre pensamiento de cada uno. Todos tienen cabida.
4 comentarios:
Qué razón tienes Fernando. En Andalucía, sobre todo en Semana Santa, obreros y patronos caminan juntos. En las cofradías no hay ideologías.
Es muy habitual ver ateos portando algún trono, y es que la Semana Santa andaluza es mucho más que un acto religioso.
Hay quien no quiere entender que se trata de una celebración con raíces religiosas que va más allá, es el Barroco en la calle.
Un beso.
Al principio de vivir en Andalucía, hay cosas que te sorprenden un poco, pero el tiempo es el mejor aliado para que las asumas, llegues a identificarte y sentirlas como algo propio.
El ejemplo de Alberti en su devoción a la Virgen María, es un claro ejemplo de ese saber vivir y convivir en libertad y respeto que tanto se da, afortunadamente, en Andalucía.
Un beso
PD: Sigue nevando sigue haciendo frió polar, sigo estando "jodido" con tanta temperatura bajo cero. Pero aguantaré, entre otras cosas, porque no tengo más remedio.
Hola, Fernando. Me ha gustado la entrada de hoy. No puedes ocultar tu admiración, que también comparto, por el maestro del Puerto, como acertadamente llamas a Rafal Alberti.
Un abrazo.
¿Qué te puedo contar, querido amigo, que no sepas del "maestro"? Pues eso, nada nuevo que no sepas.
Supongo que serás solidario y estarás pasando el frío aquí en tu tierra como lo estamos pasando todos o ¿eres de los afortunados que están en Canarias? Aunque no lo creo pues en el "chivato" de las visitas, no hay ningún canario.
Después de los años vividos en la bendita tierra de "María Santísima", volver a esta realidad invernal me cuesta. Me acostumbré mal.
Un abrazo.
Publicar un comentario