lunes, 14 de diciembre de 2009

MOHAMED BEN MIZZIAM, Capitán General de Galicia y Canarias.



Fue mi amigo Joaquín, ese increíble y sabio andaluz, cordobés de nacimiento, de Lucena; sevillano de pro, bético, que al final es su mejor identidad y fiel devoto de la Virgen Araceli la patrona de su pueblo ¡Casi “na”! quien una tarde me dijo: «¿Conoces…»


No, no conocía la historia que seguramente muchos de voostros ya conocéis y muy resumidamente voy a contar. Pero él sí y por eso me la contó.

Mohamed ben Mizziam. Este es el nombre del personaje. Marroquí de nacimiento, apadrinado por Alfonso XIII, al que sorprendió por su inteligencia y sus ganas de “ser capitán”, para que pudiera estudiar en España, en la Academia Militar de Toledo; que incluso tuvo que cambiar las ordenanzas para poder admitir a un alumno no cristiano. A los 16 años cumplió sus deseos y empezó sus estudios militares en España.

Una vez que acabó, pasó al Ejército de África y aquel joven alférez, valiente y aguerrido, por méritos de guerra fue ascendiendo hasta llegar a comandante. Me cuenta, Joaquín, que Mizzian, al mando de tropas indígenas, luchó contra el que fuera su maestro y a la sazón líder de la revuelta rifeña contra los españoles, Abd el-Krim y que de aquella época nació su amistad con Franco al que incluso en una ocasión, le salvó la vida.

En la guerra civil española participó activamente en el bando sublevado y tomo parte en la toma del Alcazar de Toledo; campañas de Madrid, Oviedo y ya como coronel, en la Batalla del Ebro y la de de Barcelona. Él y su ejército de indígenas árabes (Regulares) siempre se distinguieron por la fiereza y extrema violencia. La múltiple violación y asesinato de mujeres era lo más habitual en el comportamiento de su tropa. En ese aspecto, por consentidor, fue un personaje detestable y nauseabundo. No falla nunca, cuanto más cruel es una persona en una guerra, más condecoraciones recibe. Le concedieron, la Medalla Militar individual; la Laureada de San Fernando colectiva, once cruces rojas al mérito militar, dos por sufrimiento de la Patria y la Gran Cruz del Mérito Militar.

Una vez acabada la contienda civil, Franco le confió la Comandancia General de Ceuta y cuando ascendió a Teniente General en 1953, fue nombrado Capital General de la VIII Región Militar con sede en La Coruña y posteriormente, a los dos años, ocupó idéntico cargo en la Región Canaria, su último destino en el Ejercito español. Al año siguiente Mohamed V, una vez concedida la independencia a Marruecos por España, le pidió que organizara el nuevo ejército marroquí solicitando y concediéndole la baja en el español.

Me quedo de mi amigo, Joaquín, con dos anécdotas. En La Coruña, en la sede de La Capitanía, hubo que quitar todos los cuadros que hacían a referencia a Santiago por aquello del apelativo de “matamoros” ganado por al Apóstol en la batalla de Clavijo, en La Rioja, donde…a lomos de un caballo blanco…etc. etc. y la segunda fue la complicidad de Franco, cuando una hija el militar árabe, se casó por lo “cristiano” con un español, hijo del ministro Martín Artajo. Con engaños hizo que la pareja fuera a Marruecos, raptó a su hija y expulsaron a su marido. Franco, miró para otro lado y no movió ni un solo dedo pero se mojó con su habitual rotundidad, cuando el Consejo General Militar le quiso retirar “la paga” del Ejercito Español. Franco dijo, NO y siguió cobrando hasta su muerte, que curiosamente ocurrió el mismo año que Franco.

Es desconocida, al menos para mi lo era, la vida la de este marroquí. Su primer destino en Marruecos fue el de inspector de las Fuerzas Armadas Reales y en 1957-58, junto con el futuro rey Hassan, protagonizó la despiadada represión de la sublevación del Rif, cuyos habitantes rebeldes fueron bombardeados con napalm. Hasta su muerte, siguió siendo un fiel súbdito de esa familia de tiranos que gobierna a los vecinos del sur; llegando incluso, el marido de una de sus hijas, a morir ejecutado por conspirar, con otros militares, contra Hassan.

Saludos.


4 comentarios:

Alvaro Tilo dice...

Fernando, interesante relato. Tampoco conocía a este personaje.

Un abrazo.

Elena dice...

Hola Fernando.
Tampoco conocía yo a este personaje, ni las triquiñuelas del dictador.
En fin, otra cosa que aprendo.

Un beso.

Fernando dice...

Hola, Álvaro. Estaba escondido y agazapado pero ahí estaba el marroquí.

Un abrazo.

Fernando dice...

Hola, Elena. Nunca me canso de reconocer que de tu paisano y al tiempo, mi entrañable y gran amigo, Joaquín, he aprendido cantidad de cosas. Es pura sabiduria popular viviente, pero no por lo que hubiera estudiado o aprendido en libros, no; lo es por lo interesante e intensamente que ha vivido su vida, por su buena memoria para recorda y la generosidad para contarla.

Conocer a esta persona ha sido una de las buenas cosas que me han ocurrido.

Me encantaría que tuviera Internet, que entrara, que escribiera y nos dijera lo que quisiera, pero no, estos chismes le han llegado un poco tarde y aunque me comprometí a enseñarle lo mínimo, tuve que dejar Andalucía y no anda por la labor.

Lo que es espectacular hoy, Elena, es el frío, frío, que hace y mañana, salvo nevada que no se espera, obligatoriamente tengo que ir a Burgos o lo que es lo mismo, tres o cuatro grados de más frío.

Si no me congelo, ya nos seguiremos viendo.

Un beso