jueves, 10 de diciembre de 2009

Ellos nunca son los culpables.


EL MÁS FIEL AMIGO





No hace tantos años, no era muy habitual ver a los dueños de los perros, cuando sacaban al suyo a pasear, estuvieran pendientes de que se pusieran a cagar para recoger los excrementos en una bolsa y depositarlos en los sitios adecuados. Pero…, mira por donde, en esto sí hemos avanzado mucho y bien o al menos eso creo.


Se ha creado una conciencia (aparte de la amenaza, vía sanción, a nuestra cartera) tipo comunicación boca a boca, aunque en este caso el ejemplo ha sido ojo a ojo y los resultados están ahí. Resulta ya raro ver a un desaprensivo dejar en medio de la calle o parque los restos que allí dejó su perro. Esmás, cualquier paseante se los recriminaría al momento, le afearía su comportamiento y si pudiera, le denunciaría.


Es una batalla no ganada del todo, siempre hay y habrá guarros y desaprensivos incivilizados que no hagan caso de un elemental acto de convivencia y no cumplan con esa norma que jamás debió serimpuesta por serlo de sentido común con lo cual el cumplimento siempre debió ser lo más normal del mundo lo dijeran o no las autoridades. Hemos avanzado y mucho, en mi opinión, pero nos hace falta el siguiente paso que no es otro que la erradicación de esos restos por cualquier lugar de nuestras ciudades.


Es otra ocasión, donde las campañas oficiales han sido muy tímidas y creo que hayan supuesto mucha concienciación, aunque colocar recipientes para excrementos y en su defecto papeleras en lugares concretos y muy indicados, ha ayudado y mucho. Pero como dije al principio, el ver el compartimiento cívico de los demás ha servido de estímulo para que ahora la mayoría actúen así de correctamente.


La primera gran batalla está a punto de ganarse, aunque quedan personas por ahí que hay que vigilar y denunciar si es preciso. Pero esta vez podemos y lo vamos a conseguir; aunque ¡ojo! con el triunfalismo, también es peligroso.


Estas buenas actuaciones ciudadanas, casi nunca se producen en un lugar concreto, se extienden como el aceite y afortunadamente se generalizan. Solamente puedo hablar de lo que yo veo a diario pero estoy seguro que es un ejemplo de civismo que hoy se practica en todo el país.


Aunque... ¿Cuántas otras guerras ciudadanas tenemos pendientes? Mejor no pensarlo.


2 comentarios:

Elena dice...

Tú ves, Fernando, ese problema no lo tengo yo. Jamás tuve perro, porque me dan mucho miedo todos los animales, es algo superior a mí. Soy incapaz de tocar un pollo.
Y si me acercas un animal, los chillidos pueden oírlos en la Conchinchina. Jajaja...

Un beso.

Fernando dice...

Elena, ¿te cuento un secreto? Yo tampoco he tenido nunca animales aunque los perros me gustan mucho y alguna vez he tenido que acordarme de toda la familia de algún dueño desapresnsivo de estos nobles animales.

Otro día ya me dirás si también ves como yo, aunque sólo puedo hablar de donde vivo, si en este terreno observas que vamos mejorando.

De momento, los que realmente me asustan son los de dos patas. Les hay peligrosos, peligrosos.

Un beso.