sábado, 30 de enero de 2010

Si las piedras quisieran hablar...



Permitidme que hoy rinda un pequeño homenaje a unos seres supuestamente inanimados que me dieron todo y que tan poco les devolví. Por ello, aunque torpemente y sin poder entender toda su gloria de siglos y la grandeza de la que forman parte milenaria, os quiero hablar de mis “piedras”, de las que supieron con paciencia franciscana escuchar, hablar y formar parte de mi torpeza como aprendiz de escribidor.


SI LAS PIEDRAS HABLARAN… Ellas que no tienen edad, ni prisa, estuvieron a mi lado dándome el cobijo y el soporte necesario. ¡Gracias! piedra pequeña, canto rodado de río. ¡Gracias!, majestuosa piedra de palacio de poderosos ¡Gracias! hermosa y delicada piedra tallada, formando con tu cuerpo el más bello capitel de una ermita perdida allá en cualquier otero. ¡Gracias! por soportar el peso del agua que por tu cuerpo recorría incesante. ¡Gracias! ¡Gracias! miles de ¡Gracias! a todas las piedras que en su caminar uno pisó en su vida ¡Gracias! por seguir estando ahí…


Nuevamente permitidme, que quiera compartir con todos vosotros un delicado poema que mi admirado poeta, León Felipe, dedicó a mis amigas y compañeras LAS PIEDRAS, que hoy, sí me supieron hablar.




COMO TÚ


Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...


León Felipe

2 comentarios:

Elena dice...

Bonito homenaje a esas piedras que fueron testigo de tus días.
El poema precioso, ¿lo cantó Paco Ibáñez?, creo recordar que sí.

Un cariñoso abrazo.

Fernando dice...

Hola, Elena: "fueron testigo" y lo siguen siendo. No me mandes tan pronto al paro visual (es una broma, como ya habrás entendido)

De los momentos más increíbles en mi vida, mucha y maravillosa culpa la tienen esas piedras que formaron parte imprescindible de bellos monumentos, especialmente románicos, y que fueron creados por artesanos increíbles.

Ahí están, ahí siguen y seguirán, al menos eso espero y deseo.

Con la fuerza de su juventud, Paco Ibáñez, incluyó este poema y lo cantó en su mítico concierto en el Olympia de París.

Quise incluir en la entrada el video, pero algo falló y no pudo ser. Lo siento.

Gracias por tu visita.

Un abrazo.