domingo, 17 de enero de 2010

Mis sábados.




Durante la semana siempre siento envidia de los sábados. Me gustan que lleguen. Ahora en invierno son diferentes, me encantaría poder disfrutar de la nieve pero sin necesidad de ir a una estación invernal; me gusta que esté todo blanco aquí mismo, en mi misma calle donde paseo todos los días o viéndola caer desde mi casa o debajo de un paraguas como ocurrió la semana pasada.


Me gustan igualmente los sábados de primavera e ir al campo, pasear y andar por una preciosa senda entre pinos que ahora mismo estoy nostálgicamente recordando. Le estoy viendo como es, siento los pinos a mi derecha e izquierda, lástima que por alguna torpeza de los que debían preocuparse de ello están en estos tiempos llenos de la malsana “procesionaria”. Espero tomen medidas contra esa plaga o morirán muchos árboles.


Para el final he dejado los sábados de verano en los que ahora, estando en mi tierra, me voy a Laredo (Cantabria) a la playa. Me relaja pasear entre agua y arena y ver las olas, chulas y prepotentes, altivas siempre, romper con altivez en la playa para convertirse al instante en nada, poco les dura su efímera gloria; pero ellas siguen y siguen, una vez y otra y otra y siempre habrá otra y después otra…


Y con esto ya me he auto contado casi todo lo que me gusta hacer un fin de semana. No sé que más contarme para escribirlo y luego poder leerme en mi rincón “bloguero” de si Las Piedras…


Pero hubo otros fines de semana en mi etapa de Andalucía donde me encantaba escribir de lo que hacía y mandármelo por carta. También me enviaba postales a mi mismo, así cuando volvía a casa (me estoy pareciendo al anuncio del Almendro de Navidad) me gustaba releer lo que me había escrito antes. Me solía contar lo que había visto o dónde había estado, no sé, me escribía todo lo que uno puede hacer en un día que se sale de casa sin rumbo fijo ni plan preconcebido.


¿Recuerdas cuando me contabas que te montabas en el coche, en el tuyo, en el mío, es siempre es el mismo y sin rumbo fijo sin saber si ir por la carretera de la derecha o izquierda pero siempre teniendo claro sin tenerlo donde ibas? Me contabas que te encantaba pararte en esos entrañables pueblos pequeños, entrar en aquellas tabernas andaluzas, pedirte un vaso de vino de la casa que siempre tenía un color especial, como tiene toda en Andalucía, que te servían en unas jarras de barro. Unas veces el vino era grueso y había que tomarlo despacio para saborearlo o que pasara mejor, otras ligero como el viento, pero siempre en su punto justo, lo que jamás consiguen esos bares lujosos llenas de vitrinas para botellas, que nunca aciertan a darles la temperatura adecuada. Te pedías, recuerdas, una tapa de jamón de la tierra (inmejorable) o queso de un imaginario “Tío Julio” el quesero del barrio de arriba. Todo estaba muy bueno en aquellos entrañables y blanquísimos lugares de la serranía andaluza.


¿Recuerdas? Te encantaba, al menos eso me decías en tus cartas o postales, hablar con las personas mayores, pozos de sabiduría popular, ninguno necesitó pasar por sitios importantes para convertirse en auténticos sabios andaluces.


De regreso, me seguías contando, siempre, buscabas, si era la época, a un campesino que estuviera vendiendo naranjas. La variedad era “guachis” (¿se escribirá así’?) estaban estupendas. Solías probar una mientras hablabas con el vendedor a pie de carretera y si me gustaba solía comprar más para regalárselas a algún amigo capitalino que se perdían estos placeres a favor de naranjas, vaya usted a saber de dónde, que se venden las grandes superficies.


¿Todo eso lo vivías o imaginabas vivirlo y así me lo contabas? Eso hacía y siempre te conté lo que realmente me sucedía, te lo prometo. Piensa que llegaba a casa y no tenía que rendir cuentas a nadie, nadie me esperaba, vivía solo, la familia no podía estar a mi lado en aquellos momentos y había muchas cosas que daba lo mismo. Lo importante era sentirme bien aquel día y a veces lo conseguía y eso ya era mucho.


Otro día nos contamos más cosas ¿Te parece? Me parece.


6 comentarios:

Elena dice...

Fernando, qué preciosidad "te" has contado hoy.
Perdona por meterme en tus cosas pero a la vez que te leías, yo te leía.
Tienes guardadas muchas palabras bonitas y hoy las has sacado a pasear, me alegro.
Andalucía es para ti objeto de nostalgia, y cuando la dejas escapar, te salen las más emotivas frases.


Besos desde Andalucía.

Fernando dice...

Andalucía, Elena, es para mi un sueño, un sueño verdadero y cierto. ¡Juro que lo viví! Es una realidad vivida y aunque muchas circunstancias puedan hacer que no la vuelva a ver ni a sentir ni siquiera a oler, nadie podrá robarme ni el sueño ni la esperanza de volver.

Gracias por tu visita. Gracias por tus cariñosas palabras.

Un abrazo y un beso desde mis entrañables y frías tierras castellanas.

Mª Ángeles dice...

Coincido contigo,Fernando, a mí también me gusta contarme cosas en papel -ahora archivos word- y luego leerlas. Pienso que es una forma de recordar dentro de un tiempo lo que hacíamos y pensábamos. El olvido no conseguirá llevarse nuestros recuerdos y, contandolo aquí, acercarás tu corazón a muchos lectores que admiramos tu espacio.
He disfrutado con tus confidencias a tti mismo.
Saludos

paco dice...

hola fernando, creo que de alguna manera me he visto reflejado en tu escrito, también hice viajes sin saber a ciencia cierta a dónde iba, viajes cortos viendos parajes y paisajes, deiletándome con cosas que nunca habia apreciado, saboreado, vivido, a veces añoro aquellos tiempos, y también créetelo, cuando algún viernes con los amigos nos reuniamos a cenar ó tomar algo, soliamos decir, ché nos vamos mañana a madrid a tomarnos unas cervezas, y lo hacíamos, nos ibamos a las 5 de la mañana, durante el trayecto parábamos en pueblos, nó a beber si nó a ver cosas, y siempre conocíamos algo nuevo para nosotros....eran otros tiempos y otras edades claro.....otra cosa, te agradezco muy sinceramente la felicitación por el nacimiento de mi nieta, otro si, toda la música ó cantantes que pongo en mis vídeos son de mi pueblo, saludos paco

Fernando dice...

Gracias, Mª Ángeles, por tu cariñosas palabras y por seguir estando ahí.

Está claro que coincidimos en la importancia que tienen en nuestras vidas los recuerdos. Unas veces un poco olvidados, otras veces más próximos, pero siempre, en cuanto les pedimos que acudan en nuestro auxilio, lo hacen rápido para estar a nuestro lado.

A fin de cuentas, son una parte muy importante de nosotros mismos.
Agradezco tu visita.

Un abrazo.

Fernando dice...

Gracias, Paco, por tu visita.

Perderse, sabiendo donde estás, viajar sin rumbo, es una sensación extraordinaria y la deberíamos hacer más a menudo, pero ya no es tan fácil como cuando éramos más jóvenes. Ahora toca disfrutar con estas otras cosas, tu nieta por ejemplo, pero por encima de todos con nuestros recuerdos. ¿Te das cuenta? sin quererlo pero sin importante, te has llenado de ellos por la simple lectura de unas líneas. Eso es lo bueno están siempre donde deben estar.

Y no te hablo ya de las 5 de la mañana, pero alguna “locura” sería estupendo que alguna vez volviéramos a hacer.

Escucharé la música de tu tierra.

Gracias por tu visita.

Un abrazo.